Tú que eres profesor, procura modelar a tus alumnos con tu propio ejemplo.
El ejemplo vale más que las palabras.
Ten paciencia, responde con bondad a todas las preguntas, porque los alumnos son muy receptivos y ansiosos de aprender.
Da todo lo que puedes, entrégate a tu profesión como a un sacerdocio muy sublime, y tendrás la alegría de ver una legión de jóvenes que trabajaran en beneficio de todos y que fueron formados por ti.
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