No des mucha importancia a la edad de tu cuerpo físico. Sé siempre joven y bien dispuesto espiritualmente. El alma no tiene edad. La mente jamás envejece. Aunque el cuerpo sufra los síntomas de la edad física, tú consérvate joven y bien dispuesto, porque esto depende de tu mentalidad positiva. Procura que la juventud de tu espíritu se irradie a través de tu cuerpo, tengas la edad que tuvieres. Del libro: Minutos de sabiduria |
23 abr 2013
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